viernes, 30 de enero de 2009

Abraham Fernandez

1875 - 1965

Su madre, una de las primeras personas convertidas al Presbiterianismo en el Norte de México, lo dedicó al santo ministerio cuando tenía él cinco años de edad. Habría de confrontarse con muchos obstáculos para obtener la preparación que dicha vocación demanda. No obstante, con fe invincible, logró vencer cada uno de ellos.

Abraham Fernández fue uno de los primeros tres alumnos de la Escuela Bíblica del Dr. Henry Pratt situada en Laredo, Texas. Fue uno de los graduados más eminentes de esa institución. Recibió su licenciatura para predicar el Evangelio en 1899 y fue ordenado al ministerio por el Presbiterio Western Texas en 1903. Su primer pastorado fue la Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana de San Antonio, ahora La Iglesia Presbiteriana Jerusalem, la cual había sido organizada ese mismo año.

De 1906 a 1914, el Rev. Fernández sirvió como pastor de la Iglesia Presbiteriana de Aguascalientes, México e impartió clases en el Colegio Morelos, escuela de la misión Presbiteriana en esa ciudad. Allí fue donce conoció a su futura esposa, Elena Jáuregui, una alumna joven de la escuela. Una de las iglesias que pastoreó al regresar a los Estados Unidos fue la Primera Iglesia Presbiteriana Mexicana de El Paso, Texas. Allí estableció dos escuelas en la ciudad y siete misiones en el area circumvecina. Fue en una de esas misiones donde conoció e instruyó a dos hermanos jóvenes quienes fueron inspirados a entrar al ministerio. Estos fueron los Rvdos. Guadalue y Rubén Armendáriz, ministros Presbiterianos.

Fue un traductor prolífico de textos, comentarios bíblicos, e himnos. Fue un poeta innato que escribió más de mil poesías. Su más significativa contribución, sin embargo, fue como himnólogo. Redactó dos himnarios en español, “Cantos de Victoria”, y es autor de un buen número de himnos, algunos de los cuales aun estonan congregaciones de habla hispana por todo el mundo.
Su más preciada composición probablemente es aquel canto evangélico que claramente nos dice cual fue la meta de su vida: “Sembraré la Simiente Preciosa.”

fuente: Rv. Robert H. Fernandez
bY LeMS

lunes, 26 de enero de 2009

George Campbell Morgan


nació el 9 de diciembre de 1863, en una granja de Tetbury, Gloucestershire, Inglaterra. Fue hijo de un piadoso ministro bautista de tradición puritana. Su casa trasuntaba verdadera piedad.

Morgan fue un niño enfermizo, incapaz de asistir a la escuela, por lo que tuvo que ser enseñado en casa. El resultado fue una sólida inclinación por el estudio que llevó durante toda su vida. Recluido en casa por largos períodos, solía entretenerse predicando a las muñecas de sus hermanas.

Cuando Morgan tenía 10 años de edad, el evangelista norteamericano D. L. Moody fue por primera vez a Inglaterra, y el efecto de su ministerio, más la dedicación de sus padres, dejó tal impresión en la vida del joven Morgan, que a los 13 años predicó su primer sermón. Dos años después, él ya predicaba regularmente en capillas rurales los domingos y festivos.

Sin embargo, a los 19 años, su mente se entrampó en las teorías del materialismo. Estudió filosofía, y mientras más leía, más preocupado se tornaba. Dejó su Biblia cerrada durante dos años en lo que él llamó el «eclipse» de su fe. Cuando llegó a los 21 años, estaba lleno de dudas. Entonces guardó con llave sus libros filosóficos en un armario, se compró una nueva Biblia y la leyó de principio a fin. Recordando esos años caóticos, Morgan escribió después: «La única esperanza para mí fue la Biblia... Dejé de leer libros sobre la Biblia y empecé a leer la Biblia misma. Allí vi la luz y fui devuelto al camino». Durante los siete años siguientes, él leyó sólo la Biblia, en total, más de 50 veces.

Entre 1883 y 1886, él enseñó en una escuela judía en Birmingham, de cuyo director, un rabino, aprendió a valorar la herencia de Israel.

Morgan trabajó con D. L. Moody y Sankey en su recorrido evangelístico por Gran Bretaña en 1883. En 1886, a los 23 años, dejó su profesión de maestro, y se consagró a tiempo completo al ministerio de la Palabra. Pronto su reputación como predicador y expositor de la Biblia abarcó Inglaterra y se extendió a los Estados Unidos. Fue ordenado como ministro congrega-cional en 1890, habiendo sido rechazado dos años antes por el Ejército de Salvación y por los metodistas wesleyanos, en su sermón de prueba. ¡Esta parece ser la suerte de muchos hombres de Dios, ser reprobados por los hombres, para ser vindicados después por Dios mismo!

En 1896, D. L. Moody lo invitó a dar una conferencia a los estudiantes del Instituto Bíblico Moody, en Estados Unidos. Ésta fue la primera de sus 54 travesías por el Atlántico para ministrar la Palabra. Tras la muerte de Moody en 1899, Morgan asumió el cargo de director de la Conferencia Bíblica de Northfield, que aquél había dirigido por muchos años. Los miles de convertidos por el ministerio de Moody necesitaban un maestro de la Biblia para fortalecer y profundizar su fe. Campbell Morgan llegó a ser ese maestro.

El método de Morgan era orar, a menudo brevemente, y luego estudiar la Escritura misma –tomándola en su pleno contexto– antes de iniciar los comentarios. Él nunca usó la pluma para hacer ninguna anotación sobre alguno de los libros de la Biblia antes de leerlo por lo menos 50 veces. Esto daba a su trabajo una extraordinaria frescura e inspiración. Él rara vez citaba a otros maestros de la Biblia, ni dependía de la luz que otros recibieron. Sus exposiciones bíblicas aun hoy resultan tan motivadoras e inspi-radoras, que uno no puede sino maravillarse de la luz que Morgan recibió de la Palabra.

En 1904, Campbell Morgan asumió la dirección de la congregación de la famosa Capilla de Westminster, conocida como «el bastión del no-conformismo» en Londres. La congregación estaba de capa caída por ese tiempo, y añoraba los viejos y dorados tiempos de Samuel Martin, quien la había pastoreado entre los años 1842 y 1878. El profundo conocimiento bíblico, y la presencia imponente de Campbell Morgan, además de su correctísima dicción, le hicieron muy pronto conocido. La Capilla de Westminster revivió. Pronto instituyó una escuela bíblica nocturna los viernes, que más tarde llegó a ser la Escuela de Teología de la Capilla de Westminster.

Poco después, Morgan estableció la Conferencia Bíblica Mundesley, una versión inglesa de la Northfield de Moody, que reunía anualmente a eminentes ministros y obreros cristianos de varias corrientes denominacionales y países. Mundesley llegó a ser una parte vital de la Capilla de West-minster.

Tras un largo pastorado, se retiró en 1916, debido a una debilitadora enfermedad, convirtiéndose luego en un predicador itinerante. En 1919 y 1932 realizó amplias giras evangelísticas y de predicación en Estados Unidos. Muchos miles de personas le oyeron predicar en casi cada estado y en Canadá. Durante un año (1927-1928) sirvió en la facultad del Instituto Bíblico de Los Angeles, y durante un año (1930-1931) fue un expositor de la Biblia en la Universidad de Gordon de Teología y Misiones en Boston. Entre 1929 y 1932 fue pastor de la Iglesia del Tabernáculo Presbiteriano en Filadelfia, Pennsylvania.

El atractivo de Morgan era asombroso. A menudo cuando él hablaba, las muchedumbres eran tan grandes que era necesario el control policial.

F. B. Meyer cuenta que cierta vez él compartió el púlpito con Campbell Morgan en la Conferencia de Northfield, y que la gente llegaba en tropel a escuchar las brillantes exposiciones de éste sobre las Escrituras. Meyer confesaría después que al principio tuvo envidia, pero luego encontró un maravilloso remedio: «La única manera por la cual yo pude conquistar mis emociones fue orando por Morgan cada día».

Más tarde, en 1933, Morgan habría de reasumir el pastorado de Westminster hasta el año 1943. Su vida terrenal de testimonio y servicio concluyó en mayo de 1945.
Un rico legado para la Iglesia

Campbell Morgan fue, durante toda su vida, fiel a su vocación: «Sólo hay una cosa que quiero hacer y no puedo evitarlo: predicar», solía decir. Expositivo en sus sermones, siempre se ciñó al texto bíblico y a él apeló en primera y última instancia.

Fue, además, un prolífico pero profundo de libros, folletos, tratados y artículos. Entre sus libros publicados en inglés se destacan: «Las Parábolas del Reino», los once volúmenes del «Púlpito de Westminster», «La Biblia analizada», en diez volúmenes, y «Una Exposición Completa de la Biblia».

En español se han publicado: «Principios básicos de la vida cristiana», «Profetas menores», «El discipulado cristiano», «Las enseñanzas de Cristo», «El Espíritu de Dios», «Evangelismo»; «El ministerio de la predicación», «Pedro y la Iglesia», «La perfecta voluntad de Dios», «El plan de Dios para las edades», «Principios básicos de la vida cristiana», «Los triunfos de la fe», y «El último mensaje de Dios al hombre», por la editorial CLIE, de España; y «Las cartas de nuestro Señor», «Jesús responde a Job», «El corazón de Dios: Oseas», «Grandes capítulos de la Biblia» (dos volúmenes), «¡Me han defraudado!: Malaquías», «Las Crisis de Cristo» (dos volúmenes), por la Editorial Hebrón, de Argentina.

Aunque no pueda atribuirse a G. Campbell Morgan la apertura de grandes verdades bíblicas, como hicieron otros grandes siervos de Dios, él expuso la Biblia con luz fresca y con una expresión muy peculiar.

Gracias a su inspiradora y vigorosa predicación, Morgan atrajo a miles a amar la Biblia a través de sus mensajes, y sus libros de reflexiones bíblicas son populares entre los buscadores del Señor aún en nuestros días. Los escritos de Campbell Morgan tienen una profunda visión, son únicos e incomparables en expresividad. El Señor Jesús le dio una revelación especial para traer al pueblo de Dios a la comunión con Él, siendo nutrido e iluminado a través de un conocimiento espiritual de la Biblia.

bY LeM

martes, 20 de enero de 2009

Jean Henry Merle D'Aubigne


Datos Biográphicos:

N. en Eaux-Vives (Ginebra, Suiza), hijo de refugiados hugonotes franceses.

Realizó sus estudios en la Universidad Ginebra, en cuya Facultad de Teología conoció al escocés Robert Haldane (1764-1842), en 1816. Haldane o era miembro de la facultad, ni fue invitado por la misma, sino llevado por su propio deseo de exponer las Escrituras a los estudiantes, presas de la enseñanza unitaria. El resultado de sus estudios sobre Romanos entre los estudiantes fue un despertar religioso.

Completado su curso académico D’Aubigné prosiguió sus estudios Leipzig y Berlín (Alemania), donde entabló amistad con el historiador J.A.W. Neander (1789-1850), de quien recibió su pasión por la historia como relato de personajes.

Fue ordenado al ministerio de la Iglesia Reformada en 1817. Ministró como pastor de la comunidad francesa en Hamburgo, hasta que en 1823 fue designado predicador de la corte de Bruselas. Después de la Revolución de 1830 renunció al cargo de tutor del Príncipe de Orange y regresó a Ginebra.

Colaboró en la creación de un seminario de teología para pastores, donde fue profesor de Historia de la Iglesia hasta el día de su muerte. Louis Gaussen (v.), otro miembro del grupo de Haldane, formaba parte del claustro de enseñanza. Participó activamente en la obra de la Sociedad Evangélica de Ginebra. Fue uno de los fundadores de la Iglesia Evangélica de Suiza.

Escribió extensos trabajos sobre la historia de la Reforma y y el Lord Protector inglés Oliver Cromwell. Para ello recorrió todas las bibliotecas de Europa central y occidental. Su fama de historiador le abría las puertas por donde iba. La Universidad de Oxford le confirió el grado de Doctor en Derecho Civil.

En 1862 fue invitado por la reina Victoria a predicar en la capilla real de Santiago. En esa misma ocasión visitó el Tabernáculo Metropolitano de C.H. Spurgeon (v.).

Para S.M. Houghton, D’Aubigné pertenece a la escuela de los profetas. “Sus escritos están impregnados de fuego celestial.” Su meta fue hacer revivir la historia con su propia vida.

Como cristiano siempre fue un convencido defensor de las ideas reformadas y evangélicas.

fuente: Editorial Clie.
bY LeMS

jueves, 15 de enero de 2009

William Wilberforce


William Wilberforce ( * Hull, Condado de Yorkshire el 24 de agosto de 1759 – † 29 de julio de 1833), político, filántropo y abolicionista británico, quien siendo miembro del Parlamento Británico, lideró una campaña en contra de la esclavitud. Propuso un proyecto de ley a la Cámara de los Comunes para eliminar la esclavitud en 1791. Y desde entonces defendió el proyecto abolicionista hasta 1807, año en que su proyecto de ley fue aprobado por el Parlamento Británico.

William Wilberforce nació el 24 de agosto de 1759 en Hull, hijo de un rico comerciante. Estudió en la Universidad de Cambridge, donde comenzó una duradera amistad con el futuro Primer Ministro, William Pitt (el joven). En 1780, Wilberforce se convirtió en miembro del parlamento por Hull, representando más tarde a Yorkshire. Su disoluto estilo de vida cambió completamente cuando se convirtió al cristianismo evangélico, y en 1784 se unió a un grupo conocido como el Clapham Sect. Su fe cristiana lo llevó a interesarse en la reforma social, en particular la mejora de las condiciones de las fábricas en Gran Bretaña.

El abolicionista Thomas Clarkson tubo una enorme influencia sobre Wilberforce. Él y otros iniciaron las campañas para que se pusiera fin al comercio de buques británicos que transportaban esclavos negros de África, en terribles condiciones, a las Indias Occidentales como mercancías que se compran y se venden. Wilberforce fue persuadido a ejercer presión para la abolición de la trata de esclavos, y durante 18 años presentó periódicamente mociones anti-esclavitud en el parlamento. La campaña fue apoyada por muchos miembros de la secta Clapham y otros abolicionistas que despertaron la conciencia pública acerca de su causa con folletos, libros, manifestaciones y peticiones. En 1807, la trata de esclavos fue finalmente abolida, pero esto no liberó a quienes eran ya los esclavos. No fue sino hasta 1833 cuando se aprobó un acta para dar la libertad a todos los esclavos en el Imperio Británico.

Otros esfuerzos de Wilberforce para "renovar la sociedad" incluyeron la organización de la Society for the Suppression of Vice (Sociedad para la Supresión del Vicio) en 1802. Trabajó con el reformador Hannah More, en la Association for the Better Observance of Sunday (Asociación para la mejor observancia del domingo). Su objetivo era proporcionar a todos los niños una educación oficial en lectura, higiene personal y religión. Se implicó estrechamente en la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals. También fomentó la marcha de misioneros cristianos a la India.

Wilberforce se retiró de la política en 1825 y murió el 29 de julio de 1833, poco después de que el acta por la libertad de los esclavos en el Imperio Británico pasara a través de la Cámara de los Comunes. Fue enterrado cerca de su amigo Pitt en la Abadía de Westminster.

La película de 2006 Amazing Grace está basada en su biografía.


Bibliografía

Hochschild, Adam (2006). Enterrad las cadenas: profetas y rebeldes en la lucha por la liberación de los esclavos de un imperio.
Ediciones Península. ISBN 978-84-8307-701-6.
fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/William_Wilberforce
bY LeMS

martes, 13 de enero de 2009

Agustín de Hipona


I. Su vida Vivió entre 354-430 d.C.

Nació en el norte de África de un padre incrédulo y una madre creyente, Mónica. Su madre tuvo mucha influencia sobre él.
Se mudó a Cartago a la edad de dieciséis años y se lanzó a la vida desenfrenada de la ciudad. Tomó una concubina y tuvo un hijo con ella a la edad de diecinueve.

Durante casi una década siguió el sistema filosófico llamado Maniqueísmo, que creía en dos principios eternos (luz y oscuridad) que están en constante conflicto. Se mudó a Roma en el año 383; un año después se mudó a Milán, donde el obispo Ambrosio le mostró que muchas de sus objeciones al cristianismo se basaban en ideas equivocadas
Se convirtió en el año 386 en el patio de una casa al oír la voz de un niño que decía: Toma, lee. Tomó una Biblia que estaba a la mano y encontró Romanos 13:13-14. Al leer el pasaje, fue convertido.

En el año 395 llegó a ser obispo de Hipona, y escribió varios libros de mucha influencia en la iglesia, entre las cuales se encuentran las Confesiones y la Ciudad de Dios.

II. Su contribución

En las Confesiones Agustín describió su vida con el fin de mostrar cómo había sido librado del pecado por la gracia de Dios.

La Ciudad de Dios fue escrita después de la caída de Roma ante los visigodos (una tribu germánica). Los paganos culpaban a los cristianos de la caída de Roma; Agustín explicó que hay en el mundo dos ciudades – la ciudad del hombre y la ciudad de Dios – que existirán juntas hasta el juicio final, cuando finalmente serán separadas.

Defendió la fe ante los escépticos, mostrando que es imposible saber nada sin tener fe. Dijo Agustín: Creo para saber. También mostró que la existencia de la maldad en el mundo se debe al libre albedrío, no a la existencia de una fuerza negativa con poder igual a la de Dios.

En Hipona enfrentó la existencia de una iglesia paralela a la iglesia católica romana llamada donatista. Frente a esto, insistió en que los sacramentos tenían que ser administrados por un sacerdote ordenado por la iglesia católica. Sin embargo, su uso de la palabra católico no es sinónimo de católico romano.

Frente a las innovaciones de Pelagio, quien enseñó que el ser humano nace sin pecado original y es capaz por su propia cuenta de obedecer a Dios, Agustín insistió que cada ser humano nace predispuesto al pecado. Ningún ser humano es capaz de guardar las leyes de Dios, por lo cual la salvación tiene que ser por la gracia de Dios.

III. Sus palabras

Donde no hay caridad no puede haber justicia.
Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad.
Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.
Bienaventurado es, Senor, el que te ama a Ti, al amigo en Ti, y al enemigo por Ti.El que es bueno, es libre aun cuando sea esclavo; el que es malo, es esclavo aunque sea rey.
Nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista.


bY LeMS